jueves, 12 de agosto de 2010

Escritores y poetas desterrados de la República



Escritores y poetas desterrados de la República
Por Fabián Núñez Baquero
Jueves, 12 de agosto de 2010

...¿bastará con vigilar a los poetas y obligarlos a representar en sus versos modelos de buen carácter, o a renunciar entre nosotros a la poesía?... Nos interesa, por el contrario, buscar aquellos artistas capaces, por sus dotes naturales, que guíen a nuestros jóvenes al encuentro de todo lo bello y gracioso, a fin de que sean educados en medio de sus obras como en una atmósfera sana y pura...

Platón- La República.-

Como en la fábula hindú del eterno retorno, también en este país se decreta- como ya Platón lo hizo en su tiempo- al menos lo formuló abiertamente y con un encantador motivo teórico- la expulsión del arte y los artistas de las aulas colegiales y universitarias. El filósofo griego presentó bellos argumentos, pero el régimen actual sólo saca el filo de un decreto para cercenar cualquier acceso de los estudiantes a la lectura estética, desinteresada. Y esto desde hace más de tres años. Y eso que antes estaba un Ministro que dizque era literato. Fue él- cuyo nombre recomiendo que se le olvide para siempre- quien asesoró, recomendó, cumplió en la práctica, la prohibición de la venta de libros de literatura en los colegios.
¿Qué significa para un escritor que en su país se prohíba la lectura de sus libros? Es peor que ser excomulgado por la iglesia .Es más que una disposición dictatorial contra el derecho de pensar y expresarse : se prohíbe expresamente el derecho a la divulgación de lo que se siente, se piensa y expresa. Ni siquiera puede tener el lujo barato de que se le haya puesto el INRI por algún mérito confabulador o tramoya desestabilizadora. Y no es que sea subversivo o desalentador para el estado o el sistema ni que posea la fama aplastante de un premio literario nacional o internacional. Es que al régimen imperante se le ha ocurrido pensar y decidir que basta para los estudiantes los textos obsequiados por el gobierno. La prohibición es contra todos los que escriben, sean tirios o troyanos, Ni Homero ni Cavafis, ni Juan Montalvo ni el Perico de los Palotes.
Cuando muchas personas de anteriores generaciones agradecen que el profesor de literatura en el colegio les haya obligado a leer tres o cuatro libros de imaginación porque luego en su tan ajetreada vida no han tenido tiempo para leer una página más, al Epígono principal del gobierno se le ocurre dosificar sólo aburridos- aunque necesarios- libros de texto. Para él no hace falta leer un cuento, un poema o una novela. Considera que la literatura es una rendija de ocio innecesario, el lenguaje escrito está por demás si mejor nos contentamos con un rebuzno matutino o un aullido a inicios de la noche. O ese bullicio atronador del aula con profesores y alumnos compitiendo en aquelarre. O el galimatías babélico de la Asamblea o los obvios informes a los trillados y desventurados ciudadanos, cuya única desventura ha sido nacer aquí.
El Epígono-cuyo cum laude es la chunga verbal por excelencia- no le inmuta que el país esté sacando cero en lenguaje y en matemática. No se ha puesto a pensar que en la sala de billar del mundo la carambola clásica va desde el poema, a la fábula novelesca y de ésta a la más ardua abstracción filosófica o matemática. Pero quien es incapaz de entender un poema es casi seguro no sólo que se trueque en mal economista sino que la cábala gitana asegura que se convertirá en presidente de la república o capitalista primerizo en cualquier rama por demás rentable de la producción o la especulación financiera.
No ha bastado que la misma sociedad chata y cegata haya permitido que poco a poco se vaya arrinconando el estudio del idioma y la filosofía al sotanillo de los trastos viejos, sino que ahora el mismo régimen, que funge luchar contra la mediocridad profesoral, recomiende seguir usando el anodino y único texto de enseñanza. No sabemos si volvemos a los tiempos fascistas que denunciaran Kafka y Bradbury o a tiempos del grotesco genocida Stalin, que denunciara Orwell. Pero de lo que sí estamos seguros es que un nuevo Platón anti-estético y anti-poético anda deambulando todavía por las tierras equinocciales desterrando a creadores de la palabra, pero sin tener los atributos del griego que era poeta sin saberlo.
Ya es hora de gritar a los cuatro vientos: la tecnología no puede- no debe- suplantar al arte y a la ciencia. La emoción y la fuerza de un poema generan un poder y una energía en el cuerpo y las neuronas de cada individuo, abren las puertas de nuevas y más amplias percepciones. No está demás aclarar que estamos hablando de poemas y poetas verdaderos. Las fórmulas poéticas- esas descargas sui géneris de la sensorialidad- nos transforman y nos impulsan a la lucha y a resolver nuevos problemas y a plantear las formas doradas del futuro, esas cúpulas de igualdad y potencia de la sociedad de mañana. La ciencia con su lógica y el arte con la suya son los pilares de las civilizaciones. El pueblo que carece de poesía es un pueblo sin nervios, sin corazón, que tiene amputada el alma. Es un muerto que camina. Y si no tiene alma, si carece de poesía, tampoco alcanzará las cimas de la ciencia, se contentará con apenas vislumbrar el ajetreo tecnológico, el pico y pala de la burda realidad cotidiana.
Marx destinaba tres meses al año para leer los clásicos de la literatura mundial. Carl Sagan nos cuenta que en la universidad donde estudió había una exigencia en la lectura de los clásicos, talvez por eso fue un científico tan brillante.
El dominio del lenguaje es el centro del conocimiento, de todo conocimiento. Sin él no es posible la tan necesaria comprensión del mundo y de la sociedad, de la historia y de la humanidad.
Sabemos muy bien que la crisis del capitalismo- y los gobiernos burgueses en declive que lo representan- han condenado a miles de millones en el mundo a la miseria, al desempleo y al hambre. Por ello las familias a duras penas tienen para gastar lo necesario en su educación. No tienen para comprar libros. Los padres y familiares de los estudiantes no disponen siquiera de tiempo para leer atareados como están en la búsqueda del sustento, de la esclavitud salarial necesaria para obtener sus magros ingresos. Por eso es loable que el estado acuda en su ayuda para por lo menos ahorrarse el gasto en los textos necesarios. Pero su educación será incompleta si no desarrollan su capacidad de lectura, de fantasía e imaginación, que lo pueden encontrar en las obras literarias. De hecho el gobierno debería también incentivar la lectura. Antes por lo menos se leía cuatro o cinco libros al año, ahora ninguno, ahora se prohíbe la lectura de imaginación, de ocio, hoy se destierra a escritores y libros de la República.
Es loable que el régimen se preocupe por los discapacitados y que los ayude en todos los planos. Pero también debe evitar- con profilaxis adecuada de lectura de ocio- el actual despliegue de incultura, de la minusvalía lectora, de la inhabilidad de ejercer el derecho a la lectura, de leer en la práctica y desterrar de verdad el analfabetismo por defecto. Al mismo tiempo se estará incentivando a los poetas y escritores a que sigan ejerciendo su quehacer, a que sigan inventando y dando decoro y esplendor a una República que necesita más que nunca soñadores y pensadores para romper la dura costra de la tradición retrógrada y la vulgaridad.

2 comentarios:

Darwin Bruno dijo...

Que interesante. Me gusto mucho...volvere a visitarlo con el permiso suyo.

umbral de las voces dijo...

Gracias por su comentario, amigo Bruno, puede visitarme cuando usted quiera, un abrazo, Fabián

¿Hasta cuándo?…

¿Hasta cuándo?… P or Fabián Núñez Baquero 18/03/22   ¡ No más guerras por Dios! ¡ No más negocio...