
El sol cada vez tiene rostro más pálido si lo comparamos a esa etapa tan lejana de su primera juventud, hace más de dos mil millones de años. Pero brilla sonoro y rozagante en el pecho del poeta para quien hay un sol fijo, siempre joven, lleno de esplendor, inabarcable, infinito y poderoso más allá de su esfera.
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