

El carnicero Dugashvili Stalin
Avisos de indignación
(El genocidio en Georgia no debe quedar en la impunidad)
Por Fabián Núñez Baquero
12/08/2008
Como si fuesen pancartas que viniesen de un infierno que, paradójicamente, exige justicia para miles de masacrados, por la vía de internet arriban los mensajes vindicativos: piden la horca para dirigentes políticos como Medvedev y Vladimir Putin de Rusia, George Bush de EEUU y Mijaíl Saakashivili, presidente de Georgia. Todos ellos, estos malévolos personajes- y los avisos infernales tienen razón- son responsables de genocidio de miles de personas en Osetia del Sur y Georgia.
Y vemos en internet las imágenes desgarradoras de un pobre pueblo que no tiene a quien volver los ojos y que- como un apocalipsis jamás anunciado ni presentido- no entienden de dónde proviene tanta muerte y tanta desolación. Niños ya sin raíz, ancianas que alzan la vista al cielo- talvez la última mirada- , hombres con el mutismo del pánico, mientras el fuego y las explosiones arrasan con todo lo viviente.
Es criminal, irracional, bárbaro- y las palabras se nos quedan cortas- que estos sanguinarios dirigentes- sea cual sean las razones que aduzcan a su favor, hayan tenido las tripas para preparar y llevar a cabo esta carnicería. Es más que estúpido ver los bombardeos de la aviación rusa, o los tanques de Georgia o los mismos soldados con sus fusiles, llevando el flagelo de la muerte en cada paso que dan. ¿Para qué diablos sirven los ejércitos y las armas que, como en este caso, no son más que para asesinar fríamente a la población civil y destruir tantas fuerzas productivas que tanto trabajo ha costado a los obreros y los pobres construirlas? Nosotros creemos que el militarismo, la violencia armada, los ejércitos, los soldados, deben ser extirpados de la faz de la tierra. Y no por otra cosa sino porque no sirven para nada que no sea la destrucción y la matanza. No solucionan nada sino que crean más problemas, más hambre, más pobreza, más matanzas.
En todo este escenario de pesadilla y barbarie, asoma, con cabeza de monstruo, la maldición del petróleo: por Georgia atraviesa el petróleo que viene de Azerbaijan. Por petróleo la administración Bush y sus descerebrados colegas, desataron el genocidio en Irak. Por petróleo los rusos- dirigidos por el tirano Vladimir Putin- desatan la carnicería en Georgia y Osetia del Sur, por petróleo y más poder para la élite de Georgia, Saakshvili se coaliga con Bush para prender la llama de la muerte. Bush le empuja a Saakashvili, éste cree que con el apoyo de EEUU lo puede todo y se lanza sobre Osetia.
En verdad, esta gente debe ser llevada al banquillo de los acusados, como dice un aviso de indignación: basta ya de genocidios, basta ya. La humanidad debe dar un escarmiento definitivo para detener la prepotencia y la arrogancia de gentes como Bush, Saakashvili, Mededevev,Putin. Este último incluso acusado de asesinato de periodistas en Rusia y del genocidio en Chechenia. Si, como dice un aviso, a un hombre, como el hondureño que fue llevado a la cámara de gas en Texas por asesinar a una persona talvez por un momento de ofuscación o de perder la cabeza, se lo sanciona por asesinar una persona,¿ cómo podemos quedarnos tranquilos con individuos sin entrañas que conscientemente, con abuso de poder, asesinan a miles?
En la rueda de la historia se dan recurrencias, casi identidades de sucesos y de personajes, que dan pie para la impactante teoría del eterno retorno que tanto gustaba esgrimir Shopenhauer y su seguidor Jorge Luis Borges. Nosotros sabemos que los sucesos se repiten pero siempre son diferentes. Nada nuevo hay bajo el sol, pero cada día no es el mismo. Saakashvili nos hace recordar a otro asesino oriundo de la misma Georgia: José Stalin, cuyo nombre verdadero era Iosiv Dugashvili. A Stalin Dugashvili se le ha comprobado el asesinato- con la firma marcada por él en cada instancia y en cada parte- de más de un millón de revolucionarios y cerca de 40 millones de personas en las macabras décadas del 30 y 40 del siglo pasado. De hecho- y de pasada para la historia- debemos recordar que a este asesino, que tuvo incluso la avilantez de representar supuestamente al socialismo, jamás se lo juzgó, nadie se atrevió a hacerlo. Es el único dictador asesino- si se exceptúa a Franco de España- que jamás fue llevado a juicio y peor sancionado. Hoy un compatriota suyo, ligado a otros de su misma calaña, Vladimir Putín y a George Bush, masacra a dos mil personas de su propio pueblo. Y lo más espeluznante, con la sonrisa en los labios, tal como Stalin Dugashvili lo hacía con revolucionarios, obreros y pobres. Pero si Dugashvili Stalin no fue juzgado ni sentenciado, no dejemos que se repita la historia, no dejemos que la impunidad sea multiplicada.
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