lunes, 14 de septiembre de 2009

Antes de las ventiscas del sistema


Antes de las ventiscas del sistema
Fabián Núñez Baquero

Son cuatro meses que no he escrito nada para mi blog. Es que me encuentro aturdido por la vivacidad de la vida, una nueva valoración de las cosas y mayor seriedad en mi compromiso con los demás. El tiempo decurre con demasiada prisa. Es la ley del embudo temporal: mientras más joven el individuo el tiempo es más ancho y al revés.

Sólo que yo estoy metido en el embudo en el medio y soy al mismo tiempo el embudo. Es el caracol de la existencia y la espiral del todo.Hay cada momento una pelea entre la razón y el sentimiento, entre la poesía y el razonamiento lógico, entre la política y el arte.

Todo me arrastra en el grandioso maelstrom de la existencia.
Y quisiera, como Briareo, tener diez mil brazos o como Vishnú o como el Nilo o el Amazonas, los profetas barbados de los manantiales gigantes. Pero tengo algo más que ellos, los hilos de la memoria, la emoción y la devoción en el conocimiento y en la literatura.

Cada día desciendo la escalinata de la fe y la constancia. Cada momento me siento en el cenit de la política mundial y veo que seguirán dándose guerras mundiales si no se termina el capitalismo. Atestiguo mi tiempo con las luces que tengo y pongo el corazón en un poema que surge como la libélula de la noche y escucho la música de los grandes y leo los textos de la Tierra y de los hombres que no descansan en sus pesadumbres y encuentros, alegrías y gozos.

Y tengo un orgullo sano y una robusta omnipresencia en el siglo XXI: no puedo imaginarme en vivir en el pasado, no me gustaría ser oriundo ni siquiera del Renacimiento, quiero este siglo y este día porque me dan a beber de los diáfanos regueros de las constelaciones nuevas y los exoplanetas que guardan a lo mejor humanidades. A veces me siento como borracho de néctar o como flagelado de sufrimiento, pero siempre me siento como un animal especial escapado de la naturaleza pero no dejando de ser basto y seguro como un trompo de átomos con piel de ardilla inquisidora.

Amo este mundo, amo la vida y a las personas, no importa cuan extrañas me sean por su cultura o por su hábitat, por su lengua o por su manera de recoger los rayos solares en sus viviendas terrestres. Tengo la plena seguridad de que mi vida no ha sido vana ni pasajero mi paso sobre este rincón del orbe. En pequeño, en la inframolecular presencia mía hubo un fotón, una especie de pelo estelar que brilló un momento antes de las ventiscas del sistema.

1 comentario:

Boris Estebitan dijo...

Que bien, lo que escribio se identifica con mi poema "Alas de luz" especialmente en la parte de amar al mundo, espero que pase por mi blog, ahi lo tengo publicado, cuidese mucho.
El Blog de Boris Estebitan.

¿Hasta cuándo?…

¿Hasta cuándo?… P or Fabián Núñez Baquero 18/03/22   ¡ No más guerras por Dios! ¡ No más negocio...