

Tierravenada, tres vertientes y una América
Por Fabián Núñez Baquero
26/01/2010
Tengo frente a mis ojos el libro: TIERRAVENADA POESIA de Ruth Cobo Caicedo, Neli Córdova Neli, Margarita Miró Ibars, tres mujeres y una matriz poética: América. Cada una de ellas, desde su hábitat persigue su arcoíris andino o siquiera su reflejo lejano. El interés temático y entorno correspondiente se resuelven con exacta gravitación conforme a la trayectoria, la experiencia y la capacidad poética de cada una de ellas. Se puede afirmar que este libro es una forma más de coexistencia de la diversidad de concepciones y hasta de culturas en un mismo espacio literario. Porque es evidente- y esto es enriquecedor- que cada una de las damas del presente libro manejan un rostro y una impronta de genuina e indeleble personalidad.
La publicación de esta obra ya de por sí rompe lanzas contra la cuadratura del círculo de la globalización capitalista, interesada en el lucro y en barrer indiscriminada y brutalmente con las diferencias culturales. Es, a la vez, un nuevo retorno al ancestro y a la raíz del lenguaje y el canto, ahora depreciados, desnaturalizados groseramente por imitaciones baratas de un postmodernismo acéfalo y ramplón, excelente caldo de cultivo para el dominio del imperio y sus sucursales burguesas nacionalistas, ahora aleladas, con boca abierta ante toda la basura metida de contrabando en medios audiovisuales y cibernéticos.
El libro se inicia con los poemas de Ruth Cobo Caicedo cobijados con el título de Discípulas del Trino. Ella destaca, imprime con gran definición, la ideología y el ritmo poéticos, de lo que ella entiende en su primer poema (Androginia, nombre típicamente griego, de la cultura occidental) como cosmovisión andina.
Los textos de Ruth encuentran similitud con Margarita en hombremujer- mujerhombre andino, reflejando la unidad y la dualidad no solo del hombre y la mujer sino de toda la manifestación de la naturaleza que se encuentra inmersa en todas las culturas originarias de América y también de la occidental, la presencia de los opuestos para debilitar la mal sana competencia entre los sexos.
¿Cuál es la más importante?/¿Cuál primero?... En la era de Pachakutic hombre y mujer te/ habitan..... Sólo/ en la unidad se encuentran totales
No todos sus textos se ciñen a ese encuadre andino y aunque nombran personajes indígenas, usan-como es inevitable- imágenes y palabras típicamente occidentales:
Rumiñahui-Quijote-Tótem- verso alado/ augurio de la luz/ escudero del sol ancestral y los olivos/ para guardar la sangre en el latido de la tierra de América-Virgen.
(Subrayo las palabras de evidente origen occidental).
En los 18 poemas que presenta Ruth, los titulados Ancud, Oaxaca, Santiago de Chile, Al cóndor de un zoológico, Vengo, Carta desde Los Santiagos, Ambato, Illinizas, nos demuestran la diversidad temática que la autora incluye en su poemario. Hay que destacar el poema dedicado a los emigrantes (Voy) que pudo ser mejor todavía si explotaba, por ejemplo, la tradición de los mitimaes. Hay en su voluntad poética destellos de elevada ternura forestal:
Selva desnuda/ sin luces de neón ni coca cola/ de cielo azul y ozono, de cascadas/ vírgenes/ y lemúridas/ retamas/ descalza en ti, sobre tu piel de nardos/ y de azahares/de cafetales y cacaos/descifro tus latidos/interiores/epigramas eternos conteniendo las huellas de la identidad del Ser/y de la hierba
Ruth se enlaza a la tierra vernácula en su feraz productividad:
el paritambo /cuenta/la abundancia del trigo y de la/quinua
Sin ánimo de ofender la creatividad de la autora, hubiese sido bueno que el título del poemario tuviera correspondencia con el ánimo indigeno-americanista que empapa la casi totalidad del libro.
Diría, en general, que la poesía de Ruth Cobo se encuentra en la línea francamente etnológica o etno-antropológica descriptiva, como en El sur está arriba, con muestras diáfanas a una aproximación indigenista:
el Sur está arriba/cuatro estrellas señalan su espacio/trasvasan las edades /y las civilizaciones/para que perdure el Imperio/de la Cruz en el cuadrante/perfecto del silencio/ el Norte está abajo/Viracocha lo ordena/Pachakamaq: lo sella
La poeta y compositora Neli Córdova Neli posee un imaginario y una sensibilidad que ya son reconocidos en varios estratos de la poesía, sobre todo el erótico y el de identidad. En este poemario participa con su germinal “hombre-maíz”. Un solo poema global y orgánico de la cultura indo-mestiza, acaso el único abordado por una mujer en Ecuador. Desde su aparición, con el nombre de Origen, en 1993, este poema concitó el interés y el aplauso de agudos y connotados intelectuales como Raúl Rojas Hidalgo, Pedro Reino, Gonzalo Rubio Orbe, Franklin Barriga López, entre otros. Todos ellos coinciden en destacar la naturaleza indigenista esencial del poemario y la endógena vinculación de la autora con los indígenas y el entorno andino. Nosotros añadimos la naturaleza fundamentalmente mito poética de Neli, su raigambre creadora, su capacidad de invención y fabulación, su entrega vital al ritualismo y magia de la palabra, al verbo hecho mujer:
Hombre maíz/ cantera de los aires/ dilatación del sol en las arterias/ hombre de grano azul médula y coágulo cordón umbilical/ de cordilleras/ Hombre maíz de América aborigen/ germinación de sangre y de universo/ concebido en clímax de relámpago parido entre bocinas y/ tormentas/ Hombre mazorca membrana de arcoíris
Es claramente notorio que estos versos no son para concurso porque ella jamás ha creído en ellos ni ha pensado que contribuyen a la verdadera poética. Quien así escribe se alinea en la altura de los poetas que han alcanzado una voz propia gracias a su vinculación de obra y de palabra con la humanidad que ama, la cultura que defiende, el verso que urge y surge, manantial terrígeno, de la propia vitalidad, retorno y entorno de la poeta. En ella el acercamiento a la cosmovisión indígena es central, diríase que se funde en ella, su esencia se emparenta con los oprimidos del campo que en su mayoría son indígenas. Su verso es suelto, parco, vital, en instantes casi monosilábico, expresando con frecuencia ternura y rebelión. Todo con materiales del eco-sistema, del hábitat serrano, del hombre y la mujer andinos: el poema ha sido traducido al quichua, reproducido en dos ediciones, y su circulación por las etnias indígenas ha significado convertirse en símbolo iconográfico, un emblema de moral y de orgullo para ellos y para toda América. Es por estos méritos intrínsecos por los cuales decimos que Neli es la matriz de la poesía indigenista porque acaso es la única mujer que aborda en solidaridad combativa, con espíritu de levantamiento militante, la poesía y esencia indo-mestiza.
Hombre maíz/ granero amenazado/ hundido en orín entre cadenas cuándo podré volver/ y ser la misma/ contigo en cada siglo en cada vena/ cuándo cómo y con quién pondré en mi mano/ la cerbatana tuya y de mi célula cuándo y con quién tronar en/ tu penacho hasta izar una aurora en cada legua.
La interrogación, como figura de pensamiento, las enumeraciones, la creación de palabras hispano quichuas, ese innegable color y sabor andinos, se puede reconocer en cada momento, en cada hálito de los versos. El poema se yergue autónomo, no descriptivo, usando su propia esencia y frondazón, expresando el simpático y la arteria cava, que se unen a la tierra y a los hombres.
niña choza luna tibia/ mamacuna sin infancia farolera/ paso puro en lodazal
La niña y Luzmila y todos los personajes de su fabulación creadora se encuentran a cada paso demostrándonos la identificación de Neli, ese paso certero por la cabaña de los pobres desde la altura de la imagen
Luzmila de las lomas/ la loma en las gavillas que carga con la luna tremolada/ la marcha de bejucos y de pajas/ la niebla en cada tronco recogido tristeza que se agacha/ y que se raja/ un siglo de sudor en los pulmones
Y, por supuesto, no sólo el presente y la desolación, sino el futuro, los sueños, las esperanzas:
Manuela bordalomas/ bordanieblas Manuela mujer/ bordacaminos en el aire/ y adentro bordasueños bordaríos/ y bordasolesnuevos más adentro
Hay momentos epopéyicos en Neli, precisamente por su adentramiento de raíz en el camino de los olvidados de la tierra, por su ritual quichua, y esto marca la gran diferencia: con las otras poetas ecuatorianas que le precedieron, talvez por eso exclama con convicción, por ella y por su pueblo:
Sacharuna me llamaron/ por mi arcilla por mi historia un tambor guía mi marcha/ en andina longitud/ mi piel cubre la montaña mía es la luna creciente que desde el /Huayco a la Puna de la Puna a Cushicagua en América es/ Coquimbo Tiwanaku Collahuaya/ luna-quitumbe maihuashca/ Huancavilca chuquirahua/ guaorani/ luna-yatiri/ yatiri-luna/ yaguar
Definitivamente constituye una magnífica idea de Neli volver a publicar este libro , con el que ha congregado al continente. Después de todo este poema y su vida y obra poéticas han sido el desiderátum de su vida. Y el público lo acogerá con igual entusiasmo y simpatía que lo hizo en 1993.
Cantos Rodados de la paraguaya Margarita Miró, son los textos que cierran este verdadero espectáculo cultural. Margarita es la que ama a Quito, Ambato y Asunción y escribe con sentimiento para ellas, para todo el continente, la que escribe también en guaraní y catalán y de quien podemos decir que perfeccionó su amor americano escribiendo desde Quito, desde el Cochasquí ante-incásico:
Tú me cuentas la historia milenaria/ del origen de la tierra/. tú tienes en tu memoria/ el origen del planeta/ tu guardas en la partícula de tu ADN/ la historia del cosmos.
Margarita se quedó en Galápagos para ver la eternidad de los evos a través de los ojos de las iguanas y a su manera logró desentrañar su sentido telúrico:
Tierra que permites penetrar en el/ útero originario de la Tierra/ donde siento el latir de tu corazón/ y bañarme con el agua de tus venas/ dolientes de un mundo que se acaba
Todavía en ella la imagen del Amazonas suscita la sensualidad del verbo:
Tierra de jardines encantados/ que recuerdan al Edén./Tierra de jardines colgantes /que al árbol/ lo convierten en ecosistema/ florido y de convivencia armónica/ de la diversidad parásita.
En resumen ella desea la unidad de América Latina, cuenta los cuentos de América, con sencillez y gracia de palmera, de frailejón, de roquedal, con voz interior, como diciéndonos secretos. Ella de alguna manera nos impide entrar en los rígidos vericuetos de la preceptiva y la decantación preconsciente. Ha hecho su trabajo como cuando nace el sol y sonríe la orquídea. Su sincretismo es de otra vertiente, pero siempre americano. Su aporte cultural es invalorable y lo cede con corazón de mujer emocionado y generoso.
A pesar de la distancia y del recorrer en América Latina, y sus obvias diferencias vitales y sensitivas, las autoras se encuentran y se unifican en varios puntos de su poesía revitalizando los orígenes de nuestra raíz.
Este libro es ya memorable. Responde a los llamados de la identidad circular, ciudadana. Sus cifrados chamánicos, en rigor, constituyen una fortaleza, pero también explayan sus limitaciones. Si tienes la llave de tu cultura eso te hace fuerte. Pero otras culturas también poseen su llave y tú y ellas quieren escucharse sólo a sí mismos. Y lo que necesitamos es la confraternidad universal, un nuevo cifrado poético, un campo donde el eco de la bocina encuentre sitio en la canción de la balalaika o el vigoroso yumbo o el telúrico wawaki se hagan presentes en la sinfonía, en la creación popular china, en el jazz, o en la melodía amorosa portuguesa.
Para aquellos que piden de la poesía sólo sus dones de energía y oscura evidencia en este tiempo universal, puede resultarles difícil y hasta imposible esta simbiosis necesaria. Pero es posible aunque dura de conseguir. Hasta tanto, debe agudizarse las voces auténticas, no las que se mueven al compás de la moda o la conveniencia momentánea, no las que buscan la figuración hedonista y baladí, sino aquellas auténticas vertientes que se presentan desnudas y fuertes frente a la tormenta.
Fabián Núñez Baquero: Escritor: poesía, narrativa, ensayo, crítica: Varios libros
Correo: argosequino@yahoo.es
Blog: umbraldelasvoces.blogspot.com
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