viernes, 19 de febrero de 2010

El sutil arte de diferenciar

¿ Dónde es esto?
El sutil arte de diferenciar
Por Fabián Nuñez Baquero
19/02/10

Corren tiempos maravillosos en cuanto se refiere a esa bicoca ampulosa de la tecnología y desventurados para la comprensión de modestas y sencillas afirmaciones de la vida. El poeta tiene la ventaja- por supuesto si es poeta de verdad- de matizar diferencias, escrutar evaluaciones, poner la piel en el color de una mariposa o en el telambre eterno de los astros. Y, sobre todo, abrir rodajas sonoras en esa madeja enrevesada de la amistad, el amor, el compañerismo, la comunicación y el desorden del corazón. El poeta, el filósofo, lo son, en última instancia, por manejar con verdadero preciosismo una sola herramienta: el escalpelo de las diferencias. Diferenciar es el verbo infinito supremo que está presente en el sabio y el esteta. Esta es una razón de la más extrema calidad, la esencia y sustancia de su quehacer.
Estamos en un sistema que no sólo que vende y compra todo sino que crea guerras, carnicerías y escándalos amparado en la confusión de las gentes. Y el sistema no sólo es el modo de producción de salvaje capitalismo y guerra de mercados y de intereses financieros en declive, sino la forma en cómo éste se reproduce en la conciencia,en el libro, en la televisión e internet.
No podemos dejar de bendecir el milagro de la comunicación gracias a genios oscuros a quienes no les gustaría ver en qué se han convertido sus inventos. Pero es verdad que gracias a estos poderosos medios- célebre y penosa paradoja- la confusión es más grande cada vez y cada día.
Veamos sólo un ejemplo: las llamadas cadenas sociales. Son de extremada utilidad, sólo un imbécil puede negarlo. Pero, a la vez, también contribuyen a la confusión: existe una verdadera mezcla de tirios y troyanos en una escandalosa noche de gatos pardos y vampiros camuflados. Y esto a través de la fácil subasta de amistades virtuales, amores a distancia, uniones de parejas disparejas que se conocen por medio de la pared o muro translúcido del sitio electrónico. O el surgir convulso de un pandemonium particular- universal de pálpitos impostados, frases hechas, ganas de aparentar lo que uno no es o de mostrarse francamente rebelde o- pobre palabra mañosa repetida al infinito por estériles confesos- irreverente. Todos quieren ser amigos de todos sin que importe- o haciendo tabla rasa- la trayectoria, el camino recorrido, ni se diga si es que hay alguna coincidencia sea histórica o ideológica. No se reconocen niveles en nada. Hay una pedestre tendencia a nivelarlo todo en una especie de tenebrosa democracia de aplanadora y tabla triplex para todo uso. No sé en qué puedan coincidir una mujer de senos exorbitantes y cadera de otro mundo con el pobre artista de teatro que desea un público modesto para su modesta sala de exhibición. Sólo coinciden en la hora del espectáculo . Pero no podemos hablar de que sean amigos. Son conocidos de una hora, pueden volver a encontrarse en la escena, en la calle, o en el muro electrónico, pero ser amigos es una calidad superior que-nos guste o no- exige requisitos bastante difíciles de llenar. El conocido no es el compañero de trabajo o el compañero de butaca o asiento en el fútbol o en el cine. Conocer a alguien no es necesariamente una introducción a la amistad Ser amigos no es obligadamente ser compañeros y el amor puede ser un franco óbice para el compañerismo y la amistad. El nivel de amigo es una escala superior y por eso mismo ningún amigo puede obligar al amigo a ser amigo de sus amigos o considerar enemigos a sus enemigos personales. Así como no a todo debemos repetir como loras super, fantástico, genial, de la misma manera no podemos llamar a todos amigos. Uno puede ser amigo de alguien que piensa distinto y actúa diferente, incluso que sea la antípoda de nosotros, pero- y esta es una ley gravitacional- es a él o a ella a quien podemos y debemos decir la verdad en todo aunque ella implique una franca reprobación del amigo. El amigo debe ser el trapo sucio donde ventilamos nuestros malos humores y el jardín del mayor cuidado para el laboreo de nuestras manos cariñosas.
El conocido, el compañero y el amigo, todos merecen nuestro respeto y comprensión, pero no podemos olvidarnos de distinguir el nivel. Las expresiones tabuladas como me gusta, no me gusta,estás etiquetado,etc. pueden ser utilizadas por el conocido y el compañero, pero el amigo necesita algo más que los monosílabos o los paŕrafos confeccionados. Sería bueno, óptimo, que todos fuéramos amigos para decirles en la cara ésta sí que es buena, para pasar todos los días a la diabla y en discusión tajante, para llevarnos bien como enemigos irreconciliables.

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¿Hasta cuándo?… P or Fabián Núñez Baquero 18/03/22   ¡ No más guerras por Dios! ¡ No más negocio...