domingo, 21 de febrero de 2010

Atletismo Poético


Atletismo Poético
Por Fabián Núñez Baquero
21/02/10

El arte es , ante todo, salud y energía.Esta afirmación puede parecer un poco volátil o a lo mejor arbitraria. Pero entiendo que es la experiencia consciente o inconsciente de la mayor parte de creadores. Un artista es un atleta, debe serlo. Su disciplina rebasa los requerimientos de un gimnasta o de un nadador. Éstos de alguna manera sólo se preocupan de su cuerpo y su idoneidad física. Al decir esto no pretendo menoscabar su importante y gozosa actividad.El artista atiende- debe hacerlo- no sólo a a los espasmos o veleidades de la carne, a ese don cinegético del reposo felino, al ocio consagrado a la atención, sino también al despliegue de todos los sentidos, la experiencia sensorial concentrada en el estudio de la naturaleza y el hombre, la naturaleza del hombre y la humanidad de la naturaleza. Debe combinar- como un buen naturalista- el estudio no sólo de su propia disciplina, sino de todos los conocimientos posibles que pueda atrapar en su conciencia, en su memoria y en su sensibilidad, pero, además, el estudio de su energía física, de esa dinámica y rutina propia de cada constitución corporal, individual. Sólo un atleta puede generar proyecciones atléticas: si un poema, un cuadro o una pieza musical son, en resumidas cuentas, descargas de energía, emanaciones de la fuerza o la debilidad de una persona, entonces el artista debe captar, retener ,generar e, incluso ahorrar la energía de su habitáculo existencial. Ahorrarla para en un momento dar el salto hacia la creación, el juego de lo insólito.
Como es conocido todo obedece a la diosa contradicción, esa magia natural de sacar chispas de los opuestos. El arco voltaico que tanto le gustaba- por supuesto en dimensiones colosales- al increible Nicola Tesla, está presente también en la creación artística. Sólo que en arte hay una lucha entre la nostalgia pasiva, que recorre los objetos como un perro famélico y la voracidad mortífera de la mantis religiosa con su veneno preciso. A veces nuestro cuerpo está tan maltratado que no hace sino vociferar de dolor y otras tiene esponjas de placer, marca su sitio entre las profundides marinas donde perezosamente navegan los hipogrifos y las estrellas de mar. Y al decir cuerpo digo algo más que cuerpo, pero sobre todo digo cuerpo. Mi estética es sensorial, trato de que todos agarren lo que puedan de mis alaridos o de mi placer o de esa boa envolvente del amor inacabado, inconcluso, insatisfecho. Soy una distonía manifiesta. No estoy de acuerdo con el plasma capitalista de la sociedad actual donde todo es venta o compra y donde todos valen por su dinero. Quiero hacer estallar este sistema. No es nada personal. Es que mi energía no soporta la crucificción de la iglesia o de la avara culturulogía perfumada que se esconde en los recovecos de la propiedad privada, de la privación de toda propiedad para la mayoría. Y porque el arte no es de carácter personal. El atletismo del poeta se caracteriza por la expansión de su ego hacia los demás, así como el socialismo, que es la igualdad de todos, es, en esencia, la libertad de realización plena de cada individuo. Una persona sólo puede ser única en una sociedad de iguales, insólita y original, en una sociedad donde todos tengan las mismas oportunidades. El poeta no es- no debe ser- filántropo. Solo la desigualdad empina las haraposas caridades de los millonarios. Es demasiado saludable para contentarse con el desnivel que permite a cualquier persona aparecer como dios o como apóstol, es demasiado egoista- debe serlo- como para perdonar el egoismo trepador de los monstruos del capital. Porque la energía, la salud, la igualdad, no pueden desarrollarse para todos por igual, es porque soy poeta. Algunos temen- descalifican- que alguien diga axiomáticamente, soy poeta.
Pero es que a lo mejor no saben que uno es poeta no porque quiera serlo, porque lo afirme, porque quiera apantallar, sino que lo es porque su constitución, su vida, su manera de ser,su esencia es poética. Más que todo, porque ha luchado por no serlo, como el muchacho que al luchar contra el acné o la calvicie toda su vida, ignora que su maldición es genética y que debe nacer otra vez para acabar con sus dolencias. El poeta y la poesía son maldiciones genéticas- ser poeta es como estar atravesado por una enfermedad terminal.
Por eso es que su distonía- la del poeta- es de carácter fundamental. Por eso necesita ser atleta todos los días para luchar contra este desajuste social y genético, contra los monstruos del capital y la biología que lo han condenado al infierno placentero y doloroso de la poesía.

Talvez esto explique el por qué escribí “La Uña de la Gran Bestia”, o, al revés, por qué la uña de la gran Bestia ha hecho que yo escriba así.

Meta Cósmica
29/06/09
 
Por Fabián Núñez Baquero
Nadie puede quitarme la brisa de verano
Este sol que perfila su rostro de palmera
El gozo sempiterno que no es vano
El saberme sin más el dueño de esta era
 
Nadie nunca vivió en éxtasis perenne
Nadie vio el universo paralelo
El envés de la fuerza siempre indemne
La beldad que se oculta en cada cielo
 
No hace falta la máquina para ver horizontes
Ni el espejo de plomo con circuito integrado
Si estoy en cada vuelo ascendiendo a los montes
 
Si me siento dulce, felizmente encantado
Con placer planetario y amplitud de cometa
Teniendo al mismo Cosmos como destino y meta

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¿Hasta cuándo?…

¿Hasta cuándo?… P or Fabián Núñez Baquero 18/03/22   ¡ No más guerras por Dios! ¡ No más negocio...