viernes, 12 de marzo de 2010

Almirante Nemo



Almirante Nemo
Por Fabián Núñez Baquero
26/02/10

En el tiempo de las uvas verdes y las tórtolas tempranas, cuando escribí Voces Errantes, me sentía más sólo que un palo encebado y con una timidez de último venado de la Amazonía. De alguna manera me había dado modos para escribir hasta en la garita de guardia sin papel ni lápiz sólo con la flotante memoria recalcitrante y la boca musitando en la oscuridad de la noche y repitiendo una y otra vez para que no se me esfumen las palabras que habían fijado el humo de la visión. Y ahí no me sentía el Almirante Nemo que circunvalaba los arrecifes de la Isla del Muerto o que dividía mis aguas a mis anchas en esa irremediable faja de playa de Jambelí. No, mas bien me hacía a la vela como argonauta terrestre y fingía que la nevada que se sentaba sobre mi capote de baboso recluta era un poco marciana o por lo menos de algún paraje nórdico más allá de Stocolmo. Hoy tengo una soledad un poco más empinada que me sigue por la escalera mientras más asciendo y trato de salvar los muebles. Pero digo y me nombro y me renombro Almirante Nemo. Es que si antes pilotaba el silencio y la desventura con fiel dedicación de poeta decapitado, ahora me parece que tengo la cabeza en el puesto pero me faltan piernas y siempre estoy buscando que alguien me lance la soga para no ahorcarme.
Es que estoy en los sargazos de los blog. Soy el Almirante Nemo de mi propio blog. Se supone que tengo a disposición no sólo mi bitácora y mi periscopio, sino una gran variedad de crustáceos, un tiburón azul remoto y una orca de esas que no te llevan a mucha profundidad. Pero de que estoy a fondo estoy a fondo y mi submarino se desliza con una variedad sinfónica de peces anclados en la tenaz cromatografía del océano. El blog del Almirante Nemo se llama Umbral de las Voces. En él no sólo hay sirenas rompeolas y atrapa maridos,y Neptunitos en busca de doncellas submarinas, sino hábiles hipocampos deslamparados, corales ligeros y libres, esponjas más matutinas que el mango solar y una rosa madrépora más estallante y fecunda que las perlas paridoras. De estar bien poblado estoy bien poblado. Es una situación como para no quejarse y mas bien que le permite a uno acercarse al filo y tocar el arpa de las profundidades con virtuosismo de delfín no manoseado. Hay que decir la verdad. Pero el asunto es que sigo siendo un islote mondo y lirondo, una nariz de sílice helada haciendo tumbos en la estela procelosa. Y claro, no me visitan. Como Almirante que soy esta incómoda situación me tiene sin cuidado. Pero en mi libro de visitas no hay una sola firma. Y hasta una que había, han hecho el favor de quitarla. Parece como que se asustan porque proclamo la igualdad real o porque no mantengo el mismo estilo literario, como si la tontera de exhibir un sólo lado del espíritu fuera algo admirable y no monótono. Pero hay gentes que desean obligarle a uno a permanecer en cuclillas toda la vida o con la muleta de apoyatura de varios filósofos con sus citas correspondientes. Mi batiscafo no sirve para eso. Si estoy soportando alta presión por lo menos tengo el derecho de ser multilingüe y parlero, una especie canaria y de género ruiseñor. Que los mil rostros que poseo no sean un óbice para que usted, amigo lamparoso, no asiente su pie en el dintel y diga anchuroso y Ulises: hola almirante Nemo, vengo a ver con qué fauna se rodea y por qué diablos usted no aterriza de vez en cuando.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Está muy bueno y sobretodo muy gracioso siempre a tu estilo, haciendo arte de lo cotidiano con un sentido de crítica y a la vez con un poco de humor, gracias por invitarme a ser parte de tu espacio creador, que tu libro de visitas no se empolve saludos un abrazo trotsky.

umbral de las voces dijo...

Gracias, gran maestro del sonido y del sentido musical, un brazo grandote, gracias por la visita,Fabián

¿Hasta cuándo?…

¿Hasta cuándo?… P or Fabián Núñez Baquero 18/03/22   ¡ No más guerras por Dios! ¡ No más negocio...