Leer y escribir
En
la puerta del período escolar
Ligeras
reflexiones sobre la educación
Por
Fabián Núñez Baquero
Son los días de la
alegría y el estrés. Los niños y los jóvenes privilegiados que
han alcanzado un pupitre para la enseñanza van engalanados para la
fiesta del conocimiento a sus respectivos locales de estudio. Para la
mayoría de profesores asentados en la rutina o en el confort, no es
más que una mancha más al tigre. También tienen sus hijos a los
cuales mandan a colegios particulares porque consideran una vergüenza
la educación pública. Los dueños de colegios, escuelas y
universidades realizan la cosecha: matrículas lo más elevadas
posibles, pensiones adelantadas y abultadas e innecesarias listas de
útiles escolares, con tal de que el umbral del período escolar se
convierta en lo más jugoso posible y dure para todo el año.
Y los padres asustados y
orgullosos, esperanzados y con el pánico de los gastos de ahora y
del futuro, acompañan- si pueden, si la esclavitud salarial les da
un cachito de respiro-a sus vástagos al primer día de clases. Es la
misa en escena, el ritual consabido del inicio escolar. La pregunta
del millón consiste: de cientos de miles de estudiantes que van al
estudio ¿cuántos llegarán a ser estudiosos? ¿Cuántos usarán el
cerebro para pensar, para usarlo como la temible herramienta de la
necesaria revolución en el planeta?
Nótese que no
preguntamos ¿Cuántos serán magister o máster o Phd o doctores o
profesores o políticos. No. Hemos preguntado: ¿Cuántos usarán el
cerebro para pensar? Pero no para pensar en cualquier cosa. No para
hacerse ricos o más ricos. No para trepar en el escalafón social o
para usar corbata en el bufete de abogado o la ostentosa ignorancia
en el sillón presidencial. No. Para pensar en la necesaria
revolución social en el planeta.
Talvez estamos pidiendo
peras al olmo. En momentos cuando hasta instituciones que dicen
enseñar filosofía eliminan la lectura, el análisis de textos,
parecería una locura exigir que el alumno de esas instituciones se
especialice en saber pensar. Es posible que debamos hacer una
pregunta más de fondo: ¿la educación oficial, tal cual está
programada en la actualidad- sea privada o pública- está diseñada
para producir hombres de una cultura que revolucione las condiciones
existentes ahora y las eleve a un estrato de calidad que modifique
toda la sociedad?
Estamos convencidos de
que al menos en la programación de los estudios se está trabajando
al revés: es decir se está haciendo todo lo posible para confundir
y someter a los jóvenes a una ramplona superficialidad y al
ejercicio de la medianía soberbia, conforme de sí misma. Una joven
comentaba- para iniciar un ejemplo- “¿De qué me sirve la
“materia” de Seguridad ciudadana? ¿No les parece una
estupidez eliminar las horas dedicadas a la enseñanza de lengua,
física, química o matemáticas para utilizarlas en Seguridad
ciudadana?” Un profesor me confesaba consternado: mientras me
obligan a permanecer sentado ocho horas diarias- como perfecto
burócrata de la educación, han disminuido drásticamente las horas
de especialización, mientras les atiborran a los estudiantes con
patrioterismo y enciclopedismo de feria de vanidades”.
Pero el régimen está
interesado en instalar una enseñanza para profesionales de cuarto
nivel.Antes la burocracia del magisterio accedía al tercer nivel
mediante un oneroso gasto de al menos 6 o 7 mil dólares por
maestría, sin que podamos garantizar la mínima dosis de pensamiento
o de capacidad real que no sea la que sólo insinúa o determina el
título. Hoy el gasto será el doble y con el mismo resultado. Lo
afirmamos sin hesitación de ninguna clase. Para cualquiera que tenga
sesos resulta un contrasentido esperar de los mismos responsables del
estado de la educación actual que sean los que- de la noche a la
mañana- y a través de sus propios alumnos, modifiquen o superen en
calidad los resultados anteriores.
Los ciegos guiados por
ciegos desean eliminar la ceguera de la generalidad cegata.
Definitivamente no es
instaurando la cadena de los títulos de cuarta magnitud lo que
garantizará la cualificación de la educación. Son los de tercera
con los de tercera los que conspiran para auto titularse luego de
cuarta y luego hacerlo con su compinche. La cultura y la
especialización seria no tiene nada en común con los títulos
alcanzados. Es más: hay que sospechar de los que detentan mayor
cantidad de títulos. No es la mayor cantidad de títulos lo que
determina la calidad cultural y especializada de una persona.
Mientras más domesticado seas por la cultura oficial y por el
sistema de educación actual,más superficial es tu perfil, tu
esencia. Más ciego estás para la escuela real de pensamiento
necesario. Un estudioso necesita solo un cuaderno borrador de 100
hojas, papel periódico, para anotar sus desarrollos, resúmenes,
cuestionamientos, el nivel alcanzado en la comprensión de un texto
de cualquier orden que sea: matemático, literario o biológico.1
El sistema de educación basado en el lucro planifica la conciencia y
la actitud para el lucro. Y luego invierte los términos: El que más
tiene es el que sabe más. Dime cuánto tienes y te diré cuántos
títulos posees. La nomenclatura del sistema no averigua de dónde
has poseído tanta riqueza así como no cuestiona el origen de tus
diplomas. Y no estoy hablando solo de este país sino del sistema
educativo capitalista mundial.
El sabio, así como el
trabajador, sólo usa las herramientas necesarias y odia el
desperdicio y la arrogancia. El obrero sabe que el martillo no tiene
patria, es un invento universal, así como al lingüista no le
interesa el idioma o la cultura vernácula en que se expresa un
texto, sino el significado universal del lenguaje. Entre los
malayo-polinesios existen más de 1.200 idiomas e igual número de
culturas pero ningún idioma de ellos tiene la constancia serena y
esforzada del trabajo y profundización de pensamiento como se dio
entre los griegos. Ahora que vamos a terroformar a Marte u otros
exoplanetas necesitamos de urgencia ser terrícolas y no oriundos de
una cultura isleña o andina. El pecado original de la cultura actual
es el nacionalismo absurdo, esa forma abyecta de arrodillarse ante
los ídolos muertos de la aldea. El primer hombre que hizo pensar al
resto y designó
un alfabeto ideográfico
o semántico, se reveló contra el estancamiento en la caleta
palustre o en la tiniebla de la caverna. El lenguaje es el inicio de
la abstracción, del pentagrama de la Tierra. El músico lee y
expresa la música de todos los continentes. El matemático sabe que
las leyes del número y la cantidad se encuentran en las
privilegiadas celdillas cerebrales de hombres a quienes no les
preocupa su identidad nacional o la etnia o la seguridad o
inseguridad en un mundo por demás azárico pero auto gobernado por
sus propias leyes.
De modo que el
nacionalismo es una trampa atrapa bobos para mantener la incapacidad
y la onerosa ignorancia de los que gobiernan la sociedad. No existen
ciencias naturales nacionales ni la física ni la química, ni los
números, ni siquiera el propio idioma, se auto encarcelan en las
fétidas murallas de un solo país, sea este cual sea.
El espíritu de la
educación actual es contradictorio: por un lado es nacionalista y
por otro elimina las especialidades para imponer un bachillerato
pomposamente llamado de ciencia, aupando el diletantismo y
destruyendo todo elemento de especialización. Se impone un saber
vaporosamente enciclopédico y se anula el conocimiento real basado
en el dominio de una técnica, de una especialización. ¿Qué clase
de profesionales vamos a tener cuando no han iniciado su
especialización por lo menos con dos o tres años de anticipación a
la carrera universitaria? Las carreras serias duran toda la vida, no
se dejan nunca de estudiarlas. En esencia, la lengua,la filosofía la
matemática, la química, la biología, la historia y las ciencias
naturales son disciplinas que deben ser señaladas como la base
central de la educación actual. Todo hombre culto debe por lo menos
entender sus bases y los profesionales saber una de ellas a cabalidad
y también las otras de manera básica.
En medio de todo la
lengua es el centro del desarrollo de los pueblos. Pueblo que no lee
de verdad, que no tiene hábitos de lectura y de pensamiento, tarde o
temprano irá hacia el abismo. Y en esta hora es la biología la
ciencia que preside el proscenio del conocimiento científico. Y toda
ciencia debe ser acompañada de la filosofía, de la reflexión sobre
la totalidad.
Ni el patrioterismo
educativo, ni la permanencia de burócratas de la educación
permaneciendo ocho horas diarias en sus establecimientos, ni la
condescendencia y lisonja o el facilismo con los estudiantes, ni el
ascenso de temas intrascendentes a la escala de materia o
especialidad, ni por supuesto la existencia de pedagogos vagos o
incapaces, anclados en el siglo del humo, podrán subsanar la mala
calidad educativa. Y, por supuesto, tal como lo afirma la
extraordinaria pedagoga sueca, Inger Invest, no debemos confundir
entre lo que es una entidad educativa y lo que es un organismo de
beneficencia. No es el dinero el que debe pagar para otorgar título
a la ignorancia, y no es la arrogancia profesoral la que debe frenar
el desarrollo de la inteligencia y la capacidad real de los más
pobres. No es la piedad o la demagogia la que debe suplantar al
trabajo necesario del alumno por conseguir conocimiento y afirmarlo:
no se debe confundir entre equidad para dar oportunidad de estudio
para todos, con dar notas altas y títulos a los menesterosos de
cultura solo por serlo. Ni peor todavía admitir el odio racial de
ciertos profesores como medida de valor o de evaluación de los
estudiantes. Debemos anular tanto el racismo de ida como el de
vuelta, tanto el del indígena al mestizo y viceversa. Y sobre todo,
no permitir que haya profesores que divulguen errores o ignorancia y
obliguen a aprenderlos a sus alumnos porque lo que se aprende como
alumno se divulga y aplica después en la sociedad global.
1En
contraste,el sistema acosa a los pobres jóvenes con doble filo: El
estado, con sus textos gratis, le condiciona a la mediocridad
nacionalista, y la educación particular le atiborra de textos y
cuadernos, material que no utilizará ni siquiera en el 1% pero que
cumple doble fin: enriquecer a los mercaderes de la educación y dar
estatus a los jóvenes de la pequeña y alta burguesía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario