Joan Miró
De
nuevo el verso-poema
Por
Fabián Núñez Baquero
06/08/19
Nunca
está demás volver a la teoría del verso-poema. La teoría
establece que un solo verso puede poseer la calidad de un poema, es
decir, alcanzar la imagen y el sentido completo en una sola línea,
como si fuese una frase o una oración con sintaxis completa. Nos
basamos en varias herramientas de varias disciplinas que en esencia
se fundan en el postulado filosófico lo mucho empieza en lo poco,
de grano en grano se puebla el universo. Y sobre todo en la sentencia
compleja, el todo está en la parte. Un
poema en una linea parece la
modulación literaria del apotegma hindú del Karma Yoga de vivir de
instante en instante porque al hacerlo agotamos y no agotamos la vida
en su trama total. La vida es
infinita, pero la vivimos de forma finita. En poesía esto lo
llamamos acotar el infinito.
El arcoíris de tu voz prende una dulce luciérnaga en la desnudez
de m alma
Este
verso cumple todos los requisitos de un poema, podemos dejarlo ahí,
en su síntesis absoluta o proseguir la hilatura sensorial con más
versos. De todos modos la imagen está completa. Está
pintada con palabras. Es una
estructura acotada en su límite ideal.
Cada
creación poética despega, se
origina del verso- poema,
como toda operación matemática no es otra cosa que la sencilla
progresión de contar los números naturales. No podemos contarlos
todos, dice el matemático, pero contamos lo que contamos, eso
es acotar la magnitud.
El poeta modula una expresión poética con intención artística que
compromete todo su ser y conoce que en ella se encuentra y no se
encuentra el infinito.
El
músico dibuja en el pentagrama y en su instrumento escalas
musicales, sabe que al fin y al cabo lo que ejecuta son parte de la
escalera de notas, no puede desplegarlas todas a la vez, así como el
poeta tampoco lo puede hacer: los dos dependen del tiempo y su
sucesión para el sonido y las palabras. En
uno y otro todo depende del arte combinatorio, el secreto se
encuentra en la combinatoria de sonidos y palabras. Mientras más
armónica y audaz sea la combinatoria,más elegante y bella es la
composición. La mayoría de artistas ejercen esta función de manera
inconsciente, pero es posible y necesario hacerlo de forma
consciente, preconcebida, siempre
y cuando tengan en mente que la combinatoria es infinita:
El dulce arco iris desnudo de tu voz se prende en mi alma de
luciérnaga
Este verso-poema también cumple los postulados de un poema completo
y, como se ha visto, ha surgido de otro verso-poema. De manera que la
combinatoria surge de la conciencia de la infinitud de la ordenación
y sentido de las palabras y de la voluntad de llevar a la práctica
esa facultad:
La desnudez dulce de tu voz es un arcoíris que se prende en mi
alma de luciérnaga
Como el músico que practica escalas o el matemático que plantea
nuevas relaciones numéricas, el poeta puede y debe escribir
versos-poemas y atender a sus más bellas transformaciones. Y elegir,
siempre elegir entre las visiones, la más poderosa y armónica, la
más enérgica.
De un solo verso-poema se ha partido varias versiones, como nuevas
identidades o entidades matemáticas. Pero es posible y hasta
recomendable reunir varios verso-poemas e intentar una composición
mayor en base a una estricta ligazón semántica. Y entonces
comprenderemos el secreto del devenir de la cultura y la poesía.
Como estudiamos en el taller del sábado, el Dante primero escribió
los sonetos de Vita Nuova dedicados al amor de su vida,
Beatriz, para luego transformar a ésta en el personaje central de su
obra maestra, La Divina Comedia. Combinatoria y cosmovisión
se juntan en la vida de un poeta. Y en esto consiste el dominio de su
oficio, su real devenir como creador.
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