miércoles, 14 de noviembre de 2018

Libros y lectores y el Dodecálogo de la incultura


Libros y lectores y el Dodecálogo de la incultura
Por Fabián Núñez Baquero
14/11/18

Todavía estamos con los libros de carne y hueso a pesar del maremágnum virtual y los representantes de la robótica y la inteligencia artificial que escriben poemas automáticos sin ser surrealistas. Me refiero a la feria del libro en Quito y a la presencia de escritores destacados y de- se supone-ávidos lectores. 

En un mundo de violencia y de guerra civil en todos los continentes, de emigraciones y refugiados, del frenesí por el enriquecimiento ilícito a través de la politiquería y el tráfico de drogas, que existan aún seres que escriban y que lean es poco menos que insólito, como encontrar un taller de reparación de platillos voladores en las lunas ocultas de la Tierra o el surgimiento de una nueva variedad de osos pandas en la amazonía.

Y quizás más raro que eso, que de verdad del mercado de libros a gran escala surjan nuevos escritores y lectores por muy pocos que sean. Y es que la lectura y escritura es una vacuna eficaz, casi única, contra la maligna pandemia de la voracidad y depredación humanas, contra la locura global de los buscadores de confort, del automóvil híbrido o eléctrico o de los viajes de crucero o del espacio. 

Una estadística objetiva puede destacar que, de cada mil libros que se compran uno se lee, y que, de cada mil asistentes a una feria del libro, podemos esperar que a lo mejor nazca un lector. Y de cada cien mil visitantes se genere un escritor. Por cierto, por el bien de la especie, quisiéramos de buena fe equivocarnos con esta embrionaria estadística al buen tuntún que presentamos. 

El proceso de generación de lectores y escritores es más complejo que las más bien intencionadas campañas de lectura, ferias de libro o las machacantes e inadecuadas recomendaciones de conferencistas o profesores de colegios y universidades.


Es muy probable que sea más eficaz prohibir que se lea libros y hacer campañas cínicas en pro de la ignorancia y del embrutecimiento colectivo en lugar de insistir en el despertar de la cultura por los libros y la lectura. Después de todo hay mejores argumentos a favor del analfabetismo y la ignorancia:
  1. Es más fácil no leer ni pensar
  2. El analfabetismo precoz, deliberado y consciente,produce alegría y vitalidad inconsciente
  3. Es cultivado por las élites
  4. El analfabetismo por omisión es general y no consta en las estadísticas
  5. Es más cómodo no saber nada ni leer ni escribir,se engorda más
  6. A los ladrones del erario nacional y los pederastas no les parece adecuado leer ni instruirse
  7. No hace falta ser culto si se desea ser el mejor presidente del país , diputado, alcalde, concejal, un exitoso empresario o un publicitado narcotraficante
  8. La mayoría de exitosos emprendedores vive bien sin saber para qué sirve un libro ni cual es la función del pensamiento
  9. Así como ahora se combate la corrupción con más corrupción, la incultura se debe combatir propugnando, predicando la incultura, la patanería y el odio a la lectura
  10. La lectura es un defecto y un vicio porque conduce al mal mayor: que el hombre y los pueblos piensen y sueñen demasiado
  11. Los sabios y los escritores mueren pobres ¿entonces para qué leer?
  12. Leer y escribir no es negocio, no enriquecen a quienes lo ejercen
Y así podríamos seguir enumerando las ventajas serias, sólidas del analfabetismo, la incultura y la ignorancia consciente, pero con la muestra del dodecálogo de arriba, basta. Solo conseguir que la persona, los pueblos,sean conscientes del supuesto bien que se hacen al no leer o escribir, porque con ignorancia se es más feliz y el enriquecimiento personal está a la vuelta de la esquina, con esto ya es un paso adelante.

 Pero, claro, para la minoría retrógrada, la que no piensa en asaltar el erario nacional o que la riqueza excesiva sea la panacea social por excelencia, seguimos felicitando que se lleve a cabo ferias del libro y campañas de lectura. Aunque,ojo, para esta minoría no hace falta propaganda.




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