viernes, 21 de diciembre de 2018

Apocalipsis de fin de año


Apocalipsis de fin de año

Por Fabián Núñez Baquero
21/12/18

Un balance somero del estado total del planeta bajo el régimen de apropiación privada capitalista nos proporciona un paisaje de pesadilla kafkiana o, si prefieren, un clima y un horizonte de apocalipsis y de agonía no solo de pobres y proletarios sino también de hasta millonarios como George Soros, quien declaró hace poco, ante la pregunta el porqué de su filantropía: es que no sé qué hacer con tanto dinero...
 ¡Así! Y, seguramente, si tuvieran la franqueza del billonario húngaro, Billy Gates y otros apóstoles de la caridad, dirían lo mismo.

Pero como toda pesadilla y como todo apocalipsis, el panorama posee una descomposición prismática que junta los colores negros con los grises y los blancos con el rojo de la violencia y el enojo. Y por supuesto, todo con el disfraz- que está de moda- del progreso y el confort para todos. Vale la pena hacer una ligera inspección de este vasto espectáculo macabro y de chunga:

A los empresarios y gobernantes les tiene sin cuidado el calentamiento global, que más bien les parece un invento de científicos o de poetas nostálgicos.

Estamos caminando triunfantes por los inhospitalarios, letales terrenos de Marte. Buscamos agua y condiciones de vida allí, pero no nos interesa preservar el agua y nuestro propio planeta, sobre todo los desiertos y los terrenos en erosión.

La inteligencia artificial- los robots- está aniquilando miles de empleos y puestos de trabajo y hasta reemplazando la pareja matrimonial. Y hay gentes sin cerebro que todavía despotrican contra la organización obrera.

Tenemos automóviles a morir ahorcando carreteras y calles del planeta. Si cada individuo llega a poseer su propio vehículo privado- la norma del sistema- en poco tiempo no podremos movernos a ninguna parte ni así pongamos horas pico seis días a la semana.

Los famosos drones, que hemos inventado los terrícolas, ya están boicoteando el espacio aéreo y los aeropuertos de Europa, a más de sus visitas asesinas a los países en conflicto.

Todo el globo está convulsionado por las migraciones de miles, y acaso millones, de personas, huyendo de gobiernos voraces, corruptos y dictatoriales y de bandas criminales o del narcotráfico.

La pederastia de miles de sacerdotes hace colapsar la iglesia católica.

Los famosos hackers de China, Rusia, etc.,invaden bancos, cuentas corrientes, archivos de gobiernos e impulsan a su antojo la conciencia de las masas en las elecciones del sistema de la principal nación estado capitalista.

Este fin de año se desploma el índice Down Jones en más de 500 puntos, sometiendo al sistema financiero y bancario a una nueva burbuja de caída de los valores.

Los gobernantes corruptos, disfrazados de socialistas, desde Ecuador, Brasil, hasta Argentina, están siendo sometidos a juicios por asociación ilícita para delinquir en y saquear los erarios de cada país, o por recibir coimas de Odebrech u otras empresas transnacionales. Pero no se preocupen, el sistema pare mil corruptos cada segundo. Basta mirar el número de partidos políticos y de politiqueros que existen en cada país.

Por cierto el triunfo pírrico más exitoso del sistema del beneficio ha sido que los gobernantes disfrazados de socialistas han desprestigiado al socialismo real que ya la gente no quiere ni siquiera hablar de él.

El uno por ciento de billonarios en verdad son los que dominan el mundo y existen en varios imperios, todos capitalistas.

Hay una franca guerra de comercio entre los imperialismos de EEUU, Rusia y China y en Asia dictadores como en Siria, donde han muerto centenas de miles por represión y genocidio.

La riqueza global se ha expandido a escalas jamás vistas,pero los pobres aumentan exponencialmente, confirmando la sentencia de Marx: la gente no muere de hambre por falta de recursos sino por excesiva riqueza en pocas manos.

Cuando la economía se restringe aumentan los gobiernos llamados de derecha, o sea los defensores a muerte del enriquecimiento privado y abierto.

Cuando caen las ganancias se aumenta la escala de religión y de patriotismo nacionalista: el Brexit británico y la rebeldía catalana no son sino meros ejemplos de esta ecuación.

La farándula y Dubai son los paraísos legales de los vencedores del celuloide, los astros del fútbol y el arte y de los billonarios planetarios.

Los paraísos fiscales del mundo son el recurso privado de billonarios ancestrales que no quieren pagar impuestos, pero más de los nuevos ricos que no saben cómo esconder sus fortunas mal habidas.

El globo es un inmenso arsenal de mercancías, sobre todo de la mercancía humana, la más barata de obtener y la que rinde más ganancias. Eso también lo dijo Marx, pero en forma más analítica y larga.

Y hay que repetirlo, todo el breve paisaje apocalíptico descrito no es sino el producto del afán morboso y demencial por la acumulación de ganancias.

Es una vergüenza, pero es cierto. Todos corriendo para un mendrugo de pan- que son los más- y unos pocos ricachones enfermos de la mayor enfermedad totalitaria: apelmazar dinero en bancos y financieras, sean legales o ilegales.

La enfermedad del bolsillo es la más mortífera y general ahora: las de los proletarios que lo tienen vacío, y la de los ricos, con bolsillos hinchados, herrumbrados de capitales.

Y la especie humana consta de más de 6 mil millones de personas, con el egoísmo máximo que han heredado de sus cromosomas y, sobre todo, del capitalismo.

El sentido común- que es el menos común de los sentidos- nos dice clara y terminantemente: en un mundo tan infernalmente global y apocalíptico- nos guste o no- el egoísmo de la propiedad privada, del coche privado, del selfie privado, de presidentes y políticos privados, de política secreta y privada, de militarismo y policía privada, de droga privada, de frontera privada, de enfermedades privadas, de locura privada, es un mundo que no tiene sentido, que carece de futuro, que no sea que a un mandatario privado y poderoso se le ocurra iniciar una guerra planetaria, atómica y privada y privarnos a todos de propiedad y de todo derecho de privacidad y convertir al planeta en otro escombro privado, similar a Marte o alguna otra piedra privada, estéril, rodando en el espacio.




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¿Hasta cuándo?… P or Fabián Núñez Baquero 18/03/22   ¡ No más guerras por Dios! ¡ No más negocio...